Las plantas de desalinización de agua por ósmosis inversa fabricadas por SETAᴾᴴᵀ están concebidas para ser la solución perfecta para el tratamiento de agua para uso industrial. El proceso que dichas plantas llevan a cabo consta de tres etapas:
Pretratamiento
En una planta desalinizadora de agua para uso industrial el pretratamiento es imprescindible para el correcto funcionamiento de la instalación. En el pretratamiento, el agua de entrada a la planta es sometida a una dosificación de cloro de choque, necesario para eliminar la materia orgánica existente y oxidar los metales, principalmente hierro y manganeso.
A continuación, pasa por un filtro multicapa, en el que se alternan distintos lechos filtrantes, con el fin de retener las partículas en suspensión de 50 a 75 micras. Tras esto se producen nuevas dosificaciones:
- Dosificación de reductor (bisulfito sódico), que elimina el exceso de cloro no reaccionado anteriormente, ya que es de vital importancia para la conservación de las membranas de ósmosis inversa que no haya presencia alguna de oxidantes.
- Dosificación para ajuste de pH, (ácido clorhídrico) que evita la precipitación de carbonatos.
- Dosificación de producto Antiincrustante que evita las posibles precipitaciones de sales cuando se concentran en el interior de las membranas.
Una vez finalizadas las dosificaciones, el agua pasa por una microfiltración a nivel de 5 micras, que protege las membranas de partículas superiores a este tamaño, que puedan producir ensuciamientos irreversibles.
Desalinización por ósmosis inversa
En una planta desalinizadora de agua para uso industrial la ósmosis inversa se emplea para la eliminación de las sales disueltas. En esta etapa, el agua pretratada es enviada a los módulos desalinizadores mediante la bomba de alta presión. En esta etapa, se obtienen dos corrientes: una de permeado con un bajo contenido salino y otra llamada rechazo, donde se concentran las sales eliminadas al agua tratada.
Post tratamiento
Para garantizar un agua óptima para los distintos procesos. En el post tratamiento, se procede a ajustar el pH del agua para evitar corrosiones a lo largo del sistema de distribución. Para ello se ha instalado un conjunto dosificador de producto inhibidor de corrosión, basado en polifosfatos y apto para uso alimentario.
La planta se completa con un cuadro de control que supervisa automáticamente el funcionamiento correcto del proceso, activando o desactivando bombas, válvulas y otros elementos.
También monitoriza los instrumentos y genera alarmas en caso de anomalías de funcionamiento. Además, está preparado para, en caso necesario, instalar un sistema de telegestión.
La acumulación de horas de trabajo produce un ensuciamiento natural de las membranas de ósmosis, por lo que la planta incluye un sistema de desplazamiento y limpieza química que restituyen los parámetros básicos de funcionamiento en cuanto a caudal, presión y calidad del agua.
La planta se suministra completamente montada en distintos bastidores, donde se alojan todos los elementos que hemos descrito, por lo que se entrega probada en fábrica y lista para conectar, reduciendo considerablemente el montaje in situ.