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Tratamiento de agua para hemodiálisis

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agua para hemodiálisis

Las personas bajo tratamiento de hemodiálisis son especialmente vulnerables a los contaminantes de bajo peso molecular que se encuentran en el agua utilizada para preparar los concentrados y el líquido de diálisis.

Puesto que hay que cuidar el proceso de producción de este líquido al máximo, todas las instalaciones de diálisis deben contar con un sistema de tratamiento de agua diseñado para eliminar contaminantes dañinos como lo son el aluminio, las cloraminas, los fluoruros, el cobre, el zinc, las bacterias o las endotoxinas. Además de prestar especial atención a su distribución y almacenamiento, para evitar cualquier riesgo en la salud de los pacientes.

Con el fin de proporcionar agua purificada que cumpla o supere los estándares químicos y microbiológicos, los requisitos de calidad del agua y líquidos de diálisis están establecidos en la norma ISO 23500 y sus normas asociadas, ISO 13959 e ISO 11663. No obstante, cabe señalar que cada país establece sus propias regulaciones, las cuales son de obligatorio cumplimiento. Y si se diera el caso de que estas fueran diferentes a las de las normas ISO, siempre habrá que optar por los estándares de calidad más exigentes.

Según la normativa el agua para hemodiálisis debe caracterizarse por un nivel bacteriano < 0,1 UFC/ml y un nivel de endotoxinas < 0,03 EU/ml. Es fundamental que cumpla con estos parámetros, ya que está demostrado que una solución de diálisis pura cuenta con numerosos beneficios para la salud de los pacientes como la reducción de los niveles plasmáticos de proteína C reactiva e interleucina-6, mejoras en la nutrición, una pérdida más lenta de la función renal residual y un menor riesgo de accidentes cardiovasculares, entre otros.

Ósmosis inversa para aplicación de hemodiálisis

Proporcionar agua limpia y purificada para tratamientos de hemodiálisis es fundamental para lograr resultados positivos en los pacientes, y es trabajo del personal sanitario garantizar la mejor calidad del agua. Afortunadamente, el tratamiento de agua para diálisis a través de un sistema de ósmosis inversa (OI) ayuda a garantizar que los pacientes que se someten a hemodiálisis reciban agua limpia y segura, al tiempo que reduce el uso de energía y el coste operativo de las clínicas. En este proceso la presión hidrostática impulsa el agua a través de una membrana semipermeable y elimina hasta el 99% de los contaminantes, eliminando los contaminantes iónicos, las bacterias y las endotoxinas.

Aún así, ciertos contaminantes pueden atascar las membranas de ósmosis inversa o pasar fácilmente a través de ellas, lo que podría causar problemas en la salud de los pacientes. De ahí que el agua para hemodiálisis antes de su paso por las membranas de ósmosis inversa reciba un pretratamiento a través de una filtración preliminar, ablandamiento, absorción con carbón activado e inyección de ácido clorhídrico para corregir el pH,. Este pretratamiento permite eliminar cloro, cloraminas u otros contaminantes, y reducir, al mismo tiempo, la carga orgánica y la dureza del agua para garantizar el funcionamiento eficaz y eficiente de las membranas de ósmosis inversa y, por lo tanto de la máquina de generación de agua purificada para hemodiálisis.

También es recomendable para este fin la instalación de un sistema de ósmosis inversa en doble etapa, que crea una segunda barrera microbiológica, aumentando la filtración y brindando una mayor calidad al agua para hemodiálisis. Además de poder operar individualmente o en combinación, y en situaciones de emergencia proporcionar un gran apoyo. Y, por último, con la desionización, generalmente usada para la purificación del agua cuando falla la membrana de ósmosis inversa o como proceso de purificación adicional eliminando los contaminantes iónicos mediante el intercambio de cationes por H + y aniones por OH – .

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